Pensamos en el futuro y muchos imaginamos automóviles sostenibles, seguros y capaces de volar; pantallas finas como el papel, con la mejor calidad de imagen posible, y fáciles de replegar; edificios vanguardistas, inalterables por el paso del tiempo o los elementos, que además cuentan con independencia energética; imaginamos ropa sostenible e inteligente; imaginamos un mundo donde el desarrollo tecnológico nos hace la vida más fácil.
¿Y si algunos de estos sueños (o todos) pueden hacerse realidad? Gracias al grafeno muchas de estas ideas podrían llegar a desarrollarse.
Y lo cierto es que a este elemento, compuesto por una lámina de átomos de carbono puro estructurados en forma de panal de abeja, se le ha dado el sobrenombre de “material milagroso”. Un nombre que le conviene sin duda.
El grafeno es un millón de veces más fino que una hoja de papel, pero 200 veces más fuerte que el mismo acero.
Más flexible que la fibra de carbono, y aun así más duro que el diamante. Transparente, impermeable, conductor de energía, autorreparable y con la capacidad de absorber la radiación. Y estas son sólo algunas de sus propiedades más fascinantes.
Ahora bien, lo habitual es pensar que un material así es difícil de obtener, difícil de crear, cuando lo cierto es que se obtiene con métodos sencillos del grafito, un compuesto abundante en la naturaleza. ¿Es realmente posible conseguir el grafeno de la mina de un lápiz? ¿Será el grafeno el material sostenible del futuro? Todo está por ver…
R: Lola Ballesta